Amigo...

Recuerdo hasta el día en que te conocí... bien de bárbaros la situación, ¿Eh?
Yo como la Celestina que nunca en mi puta vida había sido, y tú como el completo desconocido que debía "arrollar" con mi Despiadada Retórica.

No recuerdo bien, éso sí, la sensación como de cosquillas en la cara del primer día en que te vi - conocí, aunque fueran unos 5 segundos. De hecho... no sé quién pretendía arrancar primero de ese bochorno de Furtivísimo Encuentro; al menos yo... me quedé, como siempre, con esa especie de discurso pa' comenzar hablar: Nuevamente era la Anfitriona de Nadie.

Después... Sí! Algo de "apego" nos comenzó a dar los días, o el Dios al que no pretendes humillarte jamás. De una u otra forma, me comenzó agradar lo que parecía mi propia versión de "A New Hope" de Star Wars: Alguien con quién hablar! No importa la edad! La cosa es que... mis ideas bizarras sí tenían cabida al menos en esa única persona, y que Claro! Esa Única Persona tendría una que otra "Rienda" por soltar.
Ni decir los "Percances - Avances" en que te vi andar; a tal punto me agrandaba con haberte conocido, que... me fui dando cuenta de que cosas así no las pueden vivir dos personas juntas, mal que mal... esas caídas fueron tuyas, y esos triunfos ¡Más tuyos, aún!
Así como la vez en que me recordaste que yo sobreprotegía demasiado, más me di cuenta de que en esta wena "Parodia de Vida", al menos, yo no tenía por qué estar.

Desde ese entonces es que me he prometido alejarme de ti, lo más posible... Lo malo es que siempre tienes esos ojos curiosos ante todo, y siempre me contagiaste con esas ganas de ser más, de ver si... por casualidad mediata me atrevía hablar contigo, de lo que fuere, pero de esas tantas cosas que siempre quise hablar contigo: De cómo tu ciencia no me importa; De que en el mundo están naciendo cada vez más Simpatizantes a la Nada y de ningún Dictador de su propia mente, capaz de volatilizarse al encontrar algo realmente interesante... que Nietzsche no se pudo encantar jamás con la Filosofía, y que es una realidad tan reluciente como poco prudente: Uno mismo, la mejor compañía... no es posible! Si hasta en la morfología de lo inexistente encuentras esa mera curiosidad por tener, por poseer... ensimismarte con élla.

Pero no hablé jamás así contigo... no hablaré jamás así contigo.

Hace poco más de una semana decidí lo que jamás me hubiera gustado cumplir: Eliminarte.
Luego de todo lo que pude tomar en mis manos que fuera parte de tu vida, luego de todos esos lugares en que estuve... tan parte de tu vida que no fueron nada de pocas las ocasiones en que te vi entre sonrojado y medio "No entiendo cómo ésto pasa".
Eliminé el medio por el que te conocí, eliminé el medio por el que te leo y me sorprendo... eliminé la idea de volver atrás todo ésto.

Al menos, quiero que sepas que lo que jamás olvidaré será a ti; a lo que tu cara de vergüenza perteneció en gran parte de mis 3 últimos años... a las cosas que conocí de ti y por ti: A esa conjugación que hace tu nombre: Víctor [Más allá de la relación inevitable entre tu nombre y Vector, cosas que pasan...]

Me hubiese gustado agradecerte personalmente todo lo que quedó marcado en mí por tu causa, me hubiese gustado... al menos decirte más de frente el por qué encontré esta "opción" de recortar este pedazo de período, pero así te conocí, "Con la Frialdad de las Teclas" como dicen los no creyentes de aprecio por este medio [En el que algo le concuerdas], y así es que anhelo retenerlo para llegar una vez más a ti: Te hice mi amigo, mi primer y único amigo, mas yo de ti no lo soy ni seré.
Ya en unas semanas te vas "a lo tuyo", a los pocos días me tocará la misma travesía otra vez y si bien los Hombres son totalmente diferentes a las Mujeres, tengo la experiencia de vivir por patada doble la desilución de perder los mejores recuerdos de una vida por el sólo hecho de tenerlos conmigo, y en tu caso... no quiero permitir por nada del mundo que pase lo mismo. Sin altar ni nada así, quiero recordarte con tu última cara de "Qué hago aquí, en fin... ya estoy", y no decepcionarme a ver cómo pasaron los meses en tu persona, a tal punto que es mejor no saludarme para no perder tu poco espacioso tiempo.

Gracias.
Gracias... por estar.
Y por sobre todo... gracias por no haber dejado jamás de ser tú.

Con el cariño más sincero que jamás creíste -Ni crees- conocer.
Andrea Silva Inostroza
Taltal, Martes 13 de Febrero de 2007